Palacio de Iturbide
Historia
La obra del Palacio de Iturbide fue
encargada al arquitecto Francisco Guerrero y Torres, se construyó entre 1779 y
1785, localizado en el Centro Histórico de la Ciudad de México.
El palacio ha sufrido modificaciones
desde el siglo xix hasta la fecha, se le añadieron cuñas de fierro en la base y
se sustituyeron bases en malas condiciones, columnas en el patio y en la
fachada. Aunque la fachada se conserva casi íntegramente a como fue
originalmente.
Terminando el movimiento de Independencia
el palacio se le fue ofrecido a Agustín de Iturbide, sufriendo leves
modificaciones.
En 1850 el palacio fue vendido a Anselmo
Zurutuza sufriendo mínimas modificaciones para ser adaptado al “Hotel
Diligencias”, al poco tiempo la compró el sr. German Lando, quien transformó el
palacio en un Hotel de lujo, inaugurándolo en marzo de 1885 como “Hotel
Iturbide”
Desde 1965 a 1972 el Banco Nacional de
México llevó a cabo una restauración del edificio, para convertirlo en un espacio
que albergara exposiciones temporales
En 1972 fue restaurad por Ricardo
Legorreta para ser sede del fomento
cultural Banamex
En el 2004 tras 8 años de trabajos de
restauración, fue abierto como Palacio de Cultura Banamex
Descripción
El edificio es un ejemplo de la interpretación
del barroco español en la Nueva España, El edificio cuenta con 3 pisos, el
primero muy alto con entresuelo, el segundo a la manera convencional y el
tercero formado por dos torreones unidos por una galería donde la portada lleva
pilastras ricamente tallados, dos atlantes y un guantelete mixtilíneo.
Su estilo Barroco en Tezontle y cantera,
fue diseñada por el arquitecto Francisco Guerrero y Torres, quien en la fachada
flaqueada por Torreones, trazó diversas molduras y relieves plenos de figuras
mitológicas y escudos nobiliarios.
El patio principal conserva las arcadas
consolidadas por medallones, las gárgolas, la ornamentación de la escalera y la
cúpula de lo que fue el oratorio.
Los dos torreones en la fachada recuerdan
los típicos de Angulo de siglos anteriores, solo que en este caso al no estar
la fachada en esquina, rematan la construcción y quedan ligadas por una galería
que en sus 5 arcos se abre como portentoso mirador que en su época debió
permitir ver todo el valle lacustre
El eje central de la composición se acentúa
al hacer el arco central más grande que los demás, coincidiendo con el eje de
la portada, misma que, por medio de una estilizadora guardamalleta, se enlaza
con el balcón central del palacio
Los dos primeros cuerpos quedan separados
por una cornisa volada, debajo de la
cual, el primer cuerpo acusa sus dos niveles, señalando el entresuelo con
cuatro ventanas a la altura del cerramiento de la entrada cuyos balcones son sostenidos por dos
diminutos atlantes que levantan una de sus piernas en graciosa sensación de
equilibrio, y que su fragilidad y movimiento marcan fuerte contraste con los
estáticos y toscos cancerberos, colocados arriba de la puerta y apoyado sobre
volutas en forma de espiral; estas volutas marcan la terminación del baquetón
que limita a la portada ascienden desde
las jambas de la puerta, hasta convertirse en una fuerte moldura que enmarca
ambas figuras. Si la portada muestra un rico y ornamentado detalle, las pilastras
de cantera que la limitan lo van a continuar, con un movimiento tal que su reverberación
volumétrica hace elegante contraste con la ligereza cromática del oscuro
tezontle. Esta exuberante decorativa se repite en las calles extremas del
edificio perfectamente delimitadas por el realce dado a las pilastras.
En los paños correspondientes a estas
calles se colocaron grandes medallones que, hoy vaciaos, debieron contener
escudos mobiliarios o anagramas religiosos. Los demás paños presentan u relieve
central de gran movimiento y libertad que en cantera gris sobresalen del
recubrimiento del tezontle.
La división del cuerpo bajo en dos
niveles, planta baja y entresuelo y la patada que abarco ambos niveles, hace
que esta adquiera gran jerarquía y equilibrio, de modo admirable, los vanos
inferiores con la mayor profusión de estos, acentuados por las ventanas del
cuerpo mayor y calado de la galería del remate, donde al hacer un rehundido en
el muro proporciona a cada elemento una dignidad individual de remate. Así, en
el uso de la galería, las gárgolas que salen de la cornisa y las amplias curvas
del pretil, contrastan con el erizado copete de roleos que tienen los torreones,
los que se hacen un poco más altos para acentuar su función delimitativa. Todos
los elementos decorativos de la fachada siguen el mismo patrón decorativo que
encontramos en todo el edificio. El meandro o moldura quebrada aparece, no
importando forma ni función, lo mismo en bases de pilastras que en pisos y
jambas de puertas y ventanas.
Su patio, está inspirado en el patio del
palacio de Sicilia, logra una esbeltez que no logra ningún otro ejemplo en México,
muestra un marcado contraste entre sus decoradas bases y sus lisis fustes, que
sostienen arcos de medio punto, en cuyas en juntas se ven medallones de
carácter renacentista.
Elementos en clase
El Barroco en México fue marcado
principalmente por el trazo urbano, las plantas ortogonales y fachadas planas;
sus principales construcciones fueron los conventos.
Los espacios se conformaban con regularidad
en 2 niveles, el primero compactado y adoptado a la retícula de las calles y
dejando de vez en cuando una plaza, el segundo sobre el nivel de los volúmenes
de las casas y donde predominan las cúpulas policromáticas y las torres lo más
ornamentadas posibles.
La ornamentación fue el elemento más
sobresaliente del estilo barroco en México,
El palacio de Iturbide cuenta con una fachada plana llena de
ornamentación, y 3 pisos, el único en su tipo en aquel momento, se aprecia en
ella calles, un eje central, medallones y cuenta con una capilla.
Análisis
La estabilidad económica en aquel tiempo era inestable, el poder y
los territorios era del clero y las familias adineradas, los comerciales
principalmente, solo ellos tenían la oportunidad de imitar los edificios
barrocos que se ofrecían en Europa. Por otro lado, al tener poder la Iglesia y
construirse conventos para evangelizar dentro de ellos, las familias nobles que
se respetaran, debían tener una capilla personal, en donde toda las mañana toda
la familia, incluyendo personal de servicio podían orar, aunque únicamente las
mujeres eran responsables de cuidar el sitio.
Los condes de
San Mateo de Valparaíso y marqueses de Jaral de Berrio heredarían a su hija
María Ana de Berrio y Campa quien estaba casada con el Italiano Pedro de
Moncada, marqués de Villafont, el palacio, quien sugirió la forma interior de
la casa, inspirándose en el patio del Palacio Real de Palermo, por lo que
analizando los dos patios tienen una semejanza en los arcos de medio punto, aunque
el Arquitecto Francisco Guerrero y Torres por su parte se inspiró en el palacio
de Sicilia, el asunto económico por parte de los condes era agraciado, y el
palacio paso por manos de personas destacadas en sus épocas, mientras que los
materiales fueron también escogidos usando la razón, el Tezontle al ser
característico del Valle de México, respondía a las dificultades que presentaba
la inseguridad del subsuelo, pues al tener poco peso, se hizo indispensable en
muros y recubrimientos.
Opinión personal
Diana: El palacio de Iturbide cuenta una
historia en cada siglo, ha sufrido modificaciones, pero han intentado aferrarse
casi a su origen, al menos en la fachada es así, la edificación representa el
poder en sí misma, pues es de reconocer que albergó a Agustín de Iturbide. Es
interesante el origen de la misma, pues representó una herencia de los condes
hacia su única hija.
Andrea: El palacio refleja claramente el
cambio en la historia con cada una de sus remodelaciones, conservando su
esencia hasta donde se puede. Se me hizo muy interesante el hecho de cómo se
impone y es lo que me gustó, aunque muchas de las remodelaciones quitan parte
de su esencia.
Nayeli: el palacio Iturbide es muy
interesante, la histórica de dicho palacio cuenta que ha tenido muchas
modificaciones a lo largo del tiempo, y que, a pesar de haber sustituidos
materiales viejos por nuevos como el acero, tratan de conservar la originalidad
como cuando se construyó por primera vez.
Bibliografía:
El palacio de
Iturbide *solo aparece una nota “Donado por la familia Tamayo” se desconoce el
autor.
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