El 29 de
septiembre de 1550, comenzó la construcción del templo y el convento anexo a
cargo de la orden de hermanos agustinos, liderados por Fray Andrés de Mata, que
tenía una fuerte influencia de la arquitectura renacentista al haber leído
diversos tratados sobre el tema. Se piensa que fue realizado en 10 años, sin
embargo no hay fuentes oficiales que comprueben este dato, pues los documentos
de ese siglo han desaparecido total o parcialmente, haciendo casi imposible el
seguimiento histórico. Estuvo a cargo de la orden de agustinos durante
doscientos años, sin embargo, debido a la falta de frailes fue entregado a la
arquidiócesis de México a mediados del siglo XVIII. En 1959, el cura Alfonso
Moreno descubrió las ahora famosas pinturas murales dentro del templo y a
partir de esa fecha se han tratado de conservar para evitar que se deterioren
más. El templo depende en la actualidad de la arquidiócesis de Tula y aún
ofrece servicios religiosos.
El templo,
construido con cantera ocre, mampostería y tezontle, cuenta con un amplio
atrio, con una barda perimetral almenada y una cruz de piedra de estilo
tequitqui (combinación de elementos europeos e indígenas) al centro. La portada de la parroquia,
orientada hacia el poniente, tiene una
fachada lisa; su trazo es muy limpio pues busca resaltar el acceso al templo,
se conforma de un arco enmarcado con un cuadro (alfiz), diversos grabados en
relieve representando escudos de la orden agustina y elementos prehispánicos y
dos columnas corintias que rodean la entrada. Cuenta también con un alta torre
de estilo mudéjar, que se compone de tres cuerpos (dos ortogonales y uno
circular) y un remate piramidal que soporta una cruz con una esfera. Al lado
derecho se encuentra la capilla abierta y al frente el portal de peregrinos y
la portería. El interior del templo es amplio, se conforma de una sola nave en
el lado izquierdo techada con una bóveda de cañón corrido. Abundan, así mismo,
las bóvedas nervadas que le otorgan al espacio elegancia. Existe una bóveda de
pañuelo, ubicada entre la nave y el presbiterio. Sin embargo los elementos que
resaltan sobre todo lo demás y que hacen único a este templo son sus exquisitos
frescos que combinan la mitología griega y prehispánica, creando diversas
escenas que son consideradas paganas y que aún no han sido descifradas del
todo. En las paredes del vestíbulo, es posible contemplar un águila con las
alas extendidas sobre un nopal, así como jaguares, serpientes, símbolos de
palabras (vírgulas), penachos, combinados con el elemento europeo de las hojas
de acanto.
El convento
anexo se conforma de un claustro de dos plantas: en la primera abundan los
arcos ojivales (de estilo gótico), y los contrafuertes que cumplen una función
doble; de apoyo estructural y ornamentación. Los pasillos de esta planta tienen
una cubierta de bóvedas de crucería. La
segunda planta cuenta con arcos de medio punto y un rodapié de cantera que los
rodea, su cubierta es de bóvedas de cañón. El pretil de la azotea esta
almenado. Hablando sobre distribución de espacios, al sur se localizan el
almacén, la cocina, el refectorio y la sala profundis, así como el pasillo de
acceso al templo y a la capilla abierta. En la planta alta están las celdas.
Hay diversos
elementos que indican la pertenencia de este edificio al estilo arquitectónico
del siglo XVI como el atrio con la barda almenada, la cruz de piedra estilo
tequitqui, la capilla abierta. El marcado estilo mudéjar del acceso, que cuenta
con un alfiz y la torre lateral. La fachada de estilo renacentista, la única
nave que conforma el templo, su gran altura y el uso de bóvedas de nervadura.
También destacan los ricos frescos del interior de la parroquia que combinan
elementos europeos e indígenas como muestra del sincretismo cultural de la
época. El convento, por su parte, cumple con las características de,
pertenencia al mencionado siglo. Tiene un claustro (con contrafuertes), el
refectorio, la sala profundis y la portería en la planta baja, mientras que en
el segundo nivel se localizan las celdas.
Su
construcción se llevó a cabo en la época de evangelización de los grupos
indígenas que habitaban en la Nueva España, su finalidad era servir como un
lugar de enseñanza de la doctrina y refugio para los mensajeros de Dios, que
habían venido de muy lejos a predicar la palabra y hacer la parte espiritual de
la conquista. En ese tiempo los templos debían ubicarse en lugares estratégicos
en los que pudieran dominar los valles y obtener una gran presencia en la
distancia. Además debían contar con elementos que ayudaran a enseñar la doctrina
religiosa con facilidad (frescos y estilo tequitqui).
Perspectiva del Ex convento de San Miguel Arcángel, Ixmiquilpan Hidalgo.
Conclusiones
- Este
templo es una clara muestra del sincretismo cultural de aquella época, nos
muestra la forma en la que 3 estilos diferentes pueden llegar a fundirse en uno
solo: tenemos el del templo y el convento europeo adaptados a las necesidades
de su ubicación en la Nueva España, también el mudéjar reflejado en el alfiz de
entrada y las bóvedas de nervaduras, y por último, pero no menos importante, el
estilo indígena, que crea una obra única en su tipo, muy rica en elementos
simbólicos y que no deja morir la cultura de nuestros antepasados prehispánicos
aunque la cultura europea haya querido imponerse a toda costa.
- El
motivo por el que también escogí Ixmiquilpan fue por ser un edificio lleno de
historia que consta de elementos muy importantes que cuentan la como fue la
evangelización, como las pinturas en el interior de la iglesia, las bóvedas de
crucería, la cruz atrial, el arte tequitqui y muchos elementos más nos hablan
del proceso de evangelización de nuestros pasados, nos cuenta de lo poco de lo
que ellos aun creían y el concepto que tenían solo su nueva religión, las
creencia, historias de nuestros antepasados quedo atrás, en el olvido, lugares
como estos nos dejan revivir esos momentos, así no nos olvidaremos de nuestros
ante pasados y el gran patrimonio que nos dejaron.
- Este
convento fue escogido debido a que fue uno de los primeros y más
representativos del siglo XVI, e igual
es unos de los pocos que aún conservan sus frescos que son característicos de
la arquitectura eclesiástica de este siglo, el edificio muestra la relación o
mediación que hubo entre los indígenas de México y los españoles que a falta de
arquitectos se las ingeniaron para resolver el cómo edificar un templo de tal
magnitud.
Referencias
Depto. de
difusión del INAH Hidalgo. (2002). Ex convento de San Miguel Arcángel,
Ixmiquilpan. 18/02/2016, de INAH Sitio web: http://mediateca.inah.gob.mx/islandora_74/islandora/object/guia:188
Bobadilla,
Inés. (2008). Arquitectura mudéjar en México. Elementos estructurales y
compositivos aplicados en la época virreinal. 17/02/2016, de UNAM Sitio web: http://132.248.9.195/ptd2008/agosto/0630875/Index.html
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