Torres Satélite

La construcción de las Torres comenzó en mayo de 1957 y concluyó en noviembre de ese año. Estas torres corresponden al Proyecto de la Plaza Sur de Ciudad Satélite del arquitecto Mario Pani. La idea de Pani era resaltar la entrada a la ciudad por medio de una construcción escultórica, por tanto llamo al arquitecto Luis Barragán para proyectar esta plaza que serviría como acceso a la nueva urbe. Barragán solicito la colaboración de Mathiaz Goeritz, con el que ya había trabajado con anterioridad, para crear estas monumentales esculturas.

La historia de las torres está muy marcada por la cuestión económica, pues en un principio se habían proyectado 7, y la más alta con una altura de 200m, además de estar pintadas todas con distintas tonalidades de rojo para resaltar, como decía Goeritz, con el cielo al fondo. Sin embargo, por el presupuesto, solo se pudieron construir 5, además de reducir la altura drásticamente hasta 57 m (aunque podría ser también por el simbolismo del año de construcción). Aunado a esto los colores originales fueron rechazados y solo una de las 5 torres terminó siendo roja, una amarilla, dos blancas y por una decisión arbitraria, a finales de 1958, la quinta fue pintada de azul.

Sin embargo, con el paso del tiempo se convirtieron en un símbolo de la ciudad Satélite y en un hito de la arquitectura mexicana a nivel mundial. En el sexenio del entonces presidente Felipe Calderón fueron declaradas oficialmente como Patrimonio Artístico y en el año 2007, debido a su 50 aniversario, su pintura fue retocada y se les agrego iluminación.

Las torres son estructuras verticales sin cubierta de planta triangular, distribuidas de manera irregular en una plaza oval de concreto ligeramente inclinada. A los lados hay dos carreteras con orientación norte y sur, pues el objetivo del proyecto era que pudieran ser contempladas por los automovilistas. La más alta de las torres mide 57m y la de menor altura 32m. Debido al cambio en sus ángulos y en las alturas pueden verse de 3 maneras diferentes dependiendo del punto desde el que se les observe: como estructuras delgadas,  como placas o como rectángulos (si el punto de observación es en el norte). El material usado para la construcción de las torres es el hormigón armado policromado al que se le otorgó textura mediante un encofrado de madera en el que el hormigón fue vaciado, debido a esto, al retirarlo, las torres quedaron con sus características estrías.

Esta obra escultórica entra en la llamada arquitectura emocional, y sus creadores son dos grandes representantes de ella: Goeritz y Barragán. Se puede apreciar mucho de su estilo en ellas, como la idea de Goeritz de la importancia de crear espacios urbanos alternativos, emocionales, sensitivos y espirituales, y el uso de volúmenes a diferentes alturas y con colores contrastantes de Barragán. Aunado a esto, las torres ofrecen diferentes sorpresas a quien las contempla, pues varían de forma, debido a ilusiones ópticas provocadas por al ángulo de observación del espectador. Además se alejan totalmente del funcionalismo, pues la única función que cumplen es la de ser un marco escultórico de entrada a la ciudad. Cabe mencionar que en el proyecto inicial estaba contemplado un gigantesco espejo de agua en el que las torres se reflejarían (muy al estilo de Barragán) pero que, finalmente, por cuestión de presupuesto no fue construido.

Las Torres de Satélite fueron concebidas en una época en la que en el país estaba en boga la arquitectura emocional, además de situarse a mediados del siglo XX, con el aumento del crecimiento poblacional, el auge del automóvil y por ello un mayor congestionamiento vial en las ciudades, que muchos urbanistas y arquitectos intentaron mejorar descentralizando los núcleos urbanos y creando nuevas zonas para el crecimiento de la población. Se tuvo un gran apoyo del gobierno de Adolfo Ruiz Cortines, que buscaba el camino hacia la modernidad, con la creación de una nueva ciudad en un lugar alejado y exclusivo, apartado de la ciudad de México. Para lograr esto, se decidió que una ciudad tan moderna debería tener un acceso deslumbrante, que solo se apreciara en un viaje en coche, por lo cual las torres satélite se convirtieron en ese símbolo de entrada a una nueva época, a una época moderna, que aceptaba el uso de vehículos automotores y la creación de obras escultóricas con la única función de lucir bien.

OPINIONES

Perla: Un conjunto escultórico que da paso a la modernidad en México, pero sin dejar de lado la arquitectura emocional, que gracias a su emplazamiento irregular nos otorga sorpresas al movernos en automóvil para llegar a la ciudad. Podemos ver diferentes formas dependiendo de la perspectiva en que se observe, generando toda una serie de hallazgos durante el recorrido. El color también es una parte muy importante de la composición, pues hace resaltar algunos volúmenes sobre otros, creando bellos contrastes entre ellos y también entre el cielo de fondo.

Juan: El arquitecto Barragán conocido por dar paso a la arquitectura emocional, emplaza las torres satélite y se convierte en un emblema primeramente por el contraste de colores con el entorno y en segunda porque aparte de manejar juego de luces, crea una ilusión óptica haciéndote ver que las torres son cuadradas y están vistas desde una perspectiva a dos puntos de fuga, pero no, las torres tienen forma de rombos y fueron orientadas para crear esta ilusión. Estando en el monumento, las torres te generan cierta intimidad, pues te aísla del entorno, y por la altura que tienen y el manejo de sombras te invita a recorrerlas para admirar el juego de luces.  Estas torres son un remate visual característico de Barragán pero a una escala mayor.

REFERENCIAS

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Ramirez, Oscar. (2012). Las torres de la ciudad (Satélite). 16/05/2016, de Arquine Sitio web: http://www.arquine.com/las-torres-de-la-ciudad-satelite/

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