viernes, 15 de abril de 2016

palacio de Iturbide

Palacio de Iturbide


Historia

La obra del Palacio de Iturbide fue encargada al arquitecto Francisco Guerrero y Torres, se construyó entre 1779 y 1785, localizado en el Centro Histórico de la Ciudad de México.
El palacio ha sufrido modificaciones desde el siglo xix hasta la fecha, se le añadieron cuñas de fierro en la base y se sustituyeron bases en malas condiciones, columnas en el patio y en la fachada. Aunque la fachada se conserva casi íntegramente a como fue originalmente. 
Terminando el movimiento de Independencia el palacio se le fue ofrecido a Agustín de Iturbide, sufriendo leves modificaciones.
En 1850 el palacio fue vendido a Anselmo Zurutuza sufriendo mínimas modificaciones para ser adaptado al “Hotel Diligencias”, al poco tiempo la compró el sr. German Lando, quien transformó el palacio en un Hotel de lujo, inaugurándolo en marzo de 1885 como “Hotel Iturbide”
Desde 1965 a 1972 el Banco Nacional de México llevó a cabo una restauración del edificio, para convertirlo en un espacio que albergara exposiciones temporales
En 1972 fue restaurad por Ricardo Legorreta  para ser sede del fomento cultural Banamex
En el 2004 tras 8 años de trabajos de restauración, fue abierto como Palacio de Cultura Banamex

Descripción

El edificio es un ejemplo de la interpretación del barroco español en la Nueva España, El edificio cuenta con 3 pisos, el primero muy alto con entresuelo, el segundo a la manera convencional y el tercero formado por dos torreones unidos por una galería donde la portada lleva pilastras ricamente tallados, dos atlantes y un guantelete mixtilíneo.
Su estilo Barroco en Tezontle y cantera, fue diseñada por el arquitecto Francisco Guerrero y Torres, quien en la fachada flaqueada por Torreones, trazó diversas molduras y relieves plenos de figuras mitológicas y escudos nobiliarios.
El patio principal conserva las arcadas consolidadas por medallones, las gárgolas, la ornamentación de la escalera y la cúpula de lo que fue el oratorio.
Los dos torreones en la fachada recuerdan los típicos de Angulo de siglos anteriores, solo que en este caso al no estar la fachada en esquina, rematan la construcción y quedan ligadas por una galería que en sus 5 arcos se abre como portentoso mirador que en su época debió permitir ver todo el valle lacustre
El eje central de la composición se acentúa al hacer el arco central más grande que los demás, coincidiendo con el eje de la portada, misma que, por medio de una estilizadora guardamalleta, se enlaza con el balcón central del palacio
Los dos primeros cuerpos quedan separados por una cornisa volada, debajo de la cual, el primer cuerpo acusa sus dos niveles, señalando el entresuelo con cuatro ventanas a la altura del cerramiento de la entrada  cuyos balcones son sostenidos por dos diminutos atlantes que levantan una de sus piernas en graciosa sensación de equilibrio, y que su fragilidad y movimiento marcan fuerte contraste con los estáticos y toscos cancerberos, colocados arriba de la puerta y apoyado sobre volutas en forma de espiral; estas volutas marcan la terminación del baquetón que limita a la portada  ascienden desde las jambas de la puerta, hasta convertirse en una fuerte moldura que enmarca ambas figuras. Si la portada muestra un rico y ornamentado detalle, las pilastras de cantera que la limitan lo van a continuar, con un movimiento tal que su reverberación volumétrica hace elegante contraste con la ligereza cromática del oscuro tezontle. Esta exuberante decorativa se repite en las calles extremas del edificio perfectamente delimitadas por el realce dado a las pilastras.
En los paños correspondientes a estas calles se colocaron grandes medallones que, hoy vaciaos, debieron contener escudos mobiliarios o anagramas religiosos. Los demás paños presentan u relieve central de gran movimiento y libertad que en cantera gris sobresalen del recubrimiento del tezontle.
La división del cuerpo bajo en dos niveles, planta baja y entresuelo y la patada que abarco ambos niveles, hace que esta adquiera gran jerarquía y equilibrio, de modo admirable, los vanos inferiores con la mayor profusión de estos, acentuados por las ventanas del cuerpo mayor y calado de la galería del remate, donde al hacer un rehundido en el muro proporciona a cada elemento una dignidad individual de remate. Así, en el uso de la galería, las gárgolas que salen de la cornisa y las amplias curvas del pretil, contrastan con el erizado copete de roleos que tienen los torreones, los que se hacen un poco más altos para acentuar su función delimitativa. Todos los elementos decorativos de la fachada siguen el mismo patrón decorativo que encontramos en todo el edificio. El meandro o moldura quebrada aparece, no importando forma ni función, lo mismo en bases de pilastras que en pisos y jambas de puertas y ventanas.
Su patio, está inspirado en el patio del palacio de Sicilia, logra una esbeltez que no logra ningún otro ejemplo en México, muestra un marcado contraste entre sus decoradas bases y sus lisis fustes, que sostienen arcos de medio punto, en cuyas en juntas se ven medallones de carácter renacentista.

Elementos en clase

El Barroco en México fue marcado principalmente por el trazo urbano, las plantas ortogonales y fachadas planas; sus principales construcciones fueron los conventos.
Los espacios se conformaban con regularidad en 2 niveles, el primero compactado y adoptado a la retícula de las calles y dejando de vez en cuando una plaza, el segundo sobre el nivel de los volúmenes de las casas y donde predominan las cúpulas policromáticas y las torres lo más ornamentadas posibles.
La ornamentación fue el elemento más sobresaliente del estilo barroco en México,  El palacio de Iturbide cuenta con una fachada plana llena de ornamentación, y 3 pisos, el único en su tipo en aquel momento, se aprecia en ella calles, un eje central, medallones y cuenta con una capilla.

Análisis

La estabilidad económica en aquel tiempo era inestable, el poder y los territorios era del clero y las familias adineradas, los comerciales principalmente, solo ellos tenían la oportunidad de imitar los edificios barrocos que se ofrecían en Europa. Por otro lado, al tener poder la Iglesia y construirse conventos para evangelizar dentro de ellos, las familias nobles que se respetaran, debían tener una capilla personal, en donde toda las mañana toda la familia, incluyendo personal de servicio podían orar, aunque únicamente las mujeres eran responsables de cuidar el sitio.
 Los condes de San Mateo de Valparaíso y marqueses de Jaral de Berrio heredarían a su hija María Ana de Berrio y Campa quien estaba casada con el Italiano Pedro de Moncada, marqués de Villafont, el palacio, quien sugirió la forma interior de la casa, inspirándose en el patio del Palacio Real de Palermo, por lo que analizando los dos patios tienen una semejanza en los arcos de medio punto, aunque el Arquitecto Francisco Guerrero y Torres por su parte se inspiró en el palacio de Sicilia, el asunto económico por parte de los condes era agraciado, y el palacio paso por manos de personas destacadas en sus épocas, mientras que los materiales fueron también escogidos usando la razón, el Tezontle al ser característico del Valle de México, respondía a las dificultades que presentaba la inseguridad del subsuelo, pues al tener poco peso, se hizo indispensable en muros y recubrimientos.

Opinión personal


Diana: El palacio de Iturbide cuenta una historia en cada siglo, ha sufrido modificaciones, pero han intentado aferrarse casi a su origen, al menos en la fachada es así, la edificación representa el poder en sí misma, pues es de reconocer que albergó a Agustín de Iturbide. Es interesante el origen de la misma, pues representó una herencia de los condes hacia su única hija.

Andrea: El palacio refleja claramente el cambio en la historia con cada una de sus remodelaciones, conservando su esencia hasta donde se puede. Se me hizo muy interesante el hecho de cómo se impone y es lo que me gustó, aunque muchas de las remodelaciones quitan parte de su esencia.

Nayeli: el palacio Iturbide es muy interesante, la histórica de dicho palacio cuenta que ha tenido muchas modificaciones a lo largo del tiempo, y que, a pesar de haber sustituidos materiales viejos por nuevos como el acero, tratan de conservar la originalidad como cuando se construyó por primera vez.

Bibliografía:

El palacio de Iturbide *solo aparece una nota “Donado por la familia Tamayo” se desconoce el autor.



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